Entre Dos Billonarios--Parte Dos by Sky Corgan

Entre Dos Billonarios--Parte Dos by Sky Corgan

autor:Sky Corgan
La lengua: spa
Format: epub
editor: Babelcube Inc.
publicado: 2018-10-28T00:00:00+00:00


CAPÍTULO CUATRO

Estamos de regreso en la casa de Tristán y dentro de su habitación. La vuelta en la motocicleta no fue tan mala, principalmente porque mi mente estaba enfocada en cuán perfecto fue todo. Sé lo que sigue, y estoy sorprendidamente lista para ello. Todo con Tristán se siente tan bien. No me arrepiento de haberme entregado a él, no como pensaba que sucedería.

“¿Te gustó la sorpresa?” pregunta, acercándose con lujuria en sus ojos. Me toma la mejilla con su mano, deslizando su pulgar sobre mi labio inferior. Lo tomo entre mis labios, sintiendo salir mis propios deseos.

“Mmm”, gimo suavemente, asientiendo.

“Tengo otra sorpresa para tí”. Hace un paso más hacia adelante. Lo observo confundida, siguiendo su paso mientras me lleva contra la pared.

“¿Qué sorpresa será esa?” Mis palabras se cortan con sus labios presionando hambriento los míos. Este beso es mucho menos gentil que el del parque, lleno de necesidad y deseo carnal. Succiono su lengua, sintiendo que la sangre bombea en mi cuerpo, dirigiéndose directamente a mi clítoris, haciéndolo palpitar.

“No sería una sorpresa si te lo hubiese dicho, ¿ahora lo es?” me gira para enfrentar la pared. Me lleno de nervios. Afortunadamente, él no quiere penetrarme el trasero. Eso no es algo que crea que quiero hacer.

Escucho el suave sonido de la ropa rozar, y luego me coloca algo en la cabeza, oscureciendo mi visión. Inmediatamente, toda la excitación se convierte en pánico, y lo alcanzo con mi mano para detenerlo. “Tristán, no”. Me quito la venda.

“Shhh”, me susurra al oído, aunque no retrocede. “Confía en mí. No te he lastimado aún. ¿o sí?”

“Esto no me gusta”, insisto, parada quieta como una estatua. Estamos en un extraño callejón sin salida sexual. El no retrocede, pero yo tampoco.

“Haré que te guste. Lo prometo”. Besa el lóbulo de mi oreja, y me derrito. Su voz es reconfortante, y logra que le crea. Pienso en lo que dijo antes sobre no saber si te gusta algo hasta que lo pruebas. No me gustaba andar en motocicleta, pero me acostumbré. Quizás esto sea similar. Quizás me guste. Él me regaló un día increíble. Quiero devolverle el favor, y esta es la única manera en que puedo hacerlo, y supongo que no dolerá.

“Bien”. Cedo, poniendo mis manos contra la pared y permitiéndole que termine de colocar la venda en mi cabeza.

“Esa es una niña buena”. Me besa la nuca al finalizar. “No te muevas”.

Se siente escalofriante al no poder ver nada, pero confío en él. Me sube el vestido hasta las caderas y se dirige inmediatamente hacia mi ropa interior, bajándola hasta el piso. Me pregunto si habrá notado que realmente me puse algo lindo para él, unas bragas rayadas de color amarillo y blanco para hacer juego con el vestido. Intenté conseguir algo con flores, pero esto fue lo más parecido que pude obtener.

“Esto va a arder, pero debería sentirse bien”, me advierte dos segundos antes de que abofetea mi trasero. El sonido me hace saltar tanto como lo que siento. Es tan inesperado.



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